sábado, 19 de septiembre de 2009

Introducción






La escuela estoica se creó en Atenas hacia el 300 a.C. por Zenón de Citio. Zenón, cuya filosofía proviene en gran parte de Crates de Tebas, abrió su escuela en una columnata conocida como la Stoa Pecile (pórtico pintado). Entre sus discípulos figuraba Cleantes de Assos (ciudad de la Tróade, área circundante a la antigua Troya), del que se conserva su Himno a Zeus, en el que expone la unidad, omnipotencia y gobierno moral de la suprema deidad. Cleantes fue seguido por Crisipo de Soli en Cilicia. Estas tres personalidades representan el primer periodo (300-200 a. C.) de la filosofía estoica.



El segundo periodo (200-50 a.C.) abarca la difusión generalizada de esta filosofía y su expansión en el mundo romano. A Crisipo le sucedieron Zenón de Tarso y Diógenes de Babilonia; les siguieron Antípatro de Tarso y uno de sus alumnos, Panecio de Rodas. Panecio introdujo el estoicismo en Roma y entre sus discípulos estaba Posidonio de Apamea (localidad de Siria), quien a su vez fue maestro del orador Marco Tulio Cicerón.
El tercer periodo del estoicismo tuvo su centro en Roma. En este periodo, entre los estoicos sobresalen Catón de Útica y, durante el periodo del Imperio romano, los tres filósofos estoicos cuyos escritos se conservan son Lucio Anneo Séneca, Epicteto y el emperador Marco Aurelio Antonino.


Zenón de Citio


(334 a.C. - 260 a.C.) Filósofo griego, fundador de la secta del estoicismo. Poco satisfecho de los sistemas que Crates, Estilpón, Jenócrates y Polemón enseñaban en Atenas, inventó a su vez uno, y fundó, en el año 300, aproximadamente, la célebre Escuela estoica o del pórtico, llamada así por enseñar bajo el Pórtico Pintado (Stoà Poikile).
Entre su escritos figuraban La república, Los signos, El discurso, La naturaleza, La vida según la naturaleza y Las pasiones. Todas estas obras se han perdido.


Resulta muy difícil definir cuál fue su pensamiento original, porque los testimonios posteriores relativos al estoicismo se refieren, generalmente, a las formulaciones de Crisipo. De todos modos, sí deben atribuirse a él las premisas fundamentales del estoicismo como "existe un orden a la vez racional y natural de las cosas" y "el bien consiste en el acuerdo pleno del individuo con ese orden". Por otro lado, también debe considerarse como original de Zenón la división de la investigación filosófica en lógica, física y ética, con la primacía de la ética sobre la pura teoría.
El mundo, para Zenón, está penetrado en todos sus puntos de una vitalidad natural que se manifiesta primariamente en los fenómenos biológicos, que mantiene unidos cielo y tierra, y determina las vicisitudes de todas las cosas en su interior. La ética se basa en la constitución natural del hombre. Desconfía radicalmente de las convenciones sociales, porque nada nos asegura que no estén viciadas de irracionalidad y de pasiones y, por lo tanto, no vayan en desacuerdo con la naturaleza.


Sin confirmar si es de Zenón o no, sabemos que el punto de vista estoico sobre el criterio de la verdad, que se debe determinar, ante todo, en lógica, se halla en las percepciones de los sentidos aprobados por la razón. La ciencia de la naturaleza se divide en dos principios: uno pasivo, la materia, el cuerpo; otro activo, Dios, el alma humana. No obstante, el alma es un aire ardiente, y Dios un principio ígneo universalmente extendido, que anima cada cosa, y por su providencia dirige todos los seres, según las leyes inmutables del orden de la razón.
En moral se sigue el mismo orden. La primera máxima es: vivir según la ley de la razón bien ordenada, o vivir de un modo conforme a la naturaleza, porque tal es el objeto del hombre, tal es la virtud. Los principios del sistema práctico son: 1º La moralidad, la virtud, es el único bien que tiene un valor absoluto; el vicio es el único mal positivo; 2º La virtud es la práctica de la razón libre, aplicada no sólo a conocer, sino también a practicar el bien. El vicio es una manera de obrar inconsecuente y brutal, una debilidad que, en menosprecio de la razón, se abandona a instintos inferiores; 3º La virtud es la única que puede asegurarnos el estado de calma (apatheia), última perfección del espíritu; 4º Hay dos clases de hombres: los buenos y los malos; los que cultivan la sabiduría, y los que pertenecen al vulgo.


El sabio es, según esta doctrina, una especie de Dios omnipotente dentro de su esfera, y puede salir de este mundo siempre que se le impida practicar la virtud. La doctrina de Zenon sólo se conoce por escritos posteriores.

El estoicismo







La filosofía estoica tuvo una notable influencia muchos siglos después de su desarrollo. En los siglos XVI y XVII hay en Europa un riguroso renacimiento de doctrinas estoicas que influirán en Descartes, Kant y Hegel.



Los estoicos redujeron las cuatro causas aristotélicas a dos únicos principios:
1. Un principio pasivo: la materia
2. Un principio activo: el logos universal.



El Logos no es inmaterial sino de naturaleza corpórea. Sólo es real lo que actúa o padece una acción y como sólo un cuerpo puede actuar o padecer, todo lo real es corpóreo. La doctrina estoica es estrictamente materialista. La materia carece de cualidades y es pasiva, siendo equivalente a la materia prima aristotélica.
El principio activo es simultáneamente causa eficiente y también, en cierto sentido, causa formal de cuanto acontece ya que contiene las "semillas" a partir de las cuales se desarrollan todas las cosas. Solo falta la causa final aristotélica.
El principio activo (razón universal, fuego activo y artista que rige y produce todo y todo lo penetra, es llamado "Dios". EL universo es, por tanto, un Todo animado y divino, lo cual se corresponde con una visión pantentista del universo.


Nada escapa a la ley inmanente que rige el Todo porque los acontecimientos están determinados por una cadena causal inexorable. Esa "necesidad" que rige el cosmos, es llamada destino o providencia pero no se corresponde con el Hado ciego de la Mitología griega, es un orden necesario, pero absolutamente racional. Para los estoicos no hay actos malos en sí mismos, sino que el mar moral reside en una privación del recto orden en la voluntad humana. Los contrarios se implican: no puede entenderse la justicia sin la injusticia.




Los estoicos prestaron gran atención a los problemas de la conducta. El fin de la vida, la felicidad, consiste en alcanzar la virtud en sus sentido estoico (vivir conforme a la Ley de la naturaleza). Para el hombre, dado que el universo está regido por una Ley Natural, conformarse con las leyes del universo en sentido amplio y adaptar su conducta a su propia naturaleza esencial a la razón, forman una unidad. Para los primeros filósofos estoicos, se trata pues, de una “Naturaleza”, más adelante, la concebirían desde un punto de vista antropológico. Pero de todas formas, vivir conforme a la naturaleza significaba atenerse al principio que opera en ella del cual no se excluía el alma humana.




En Séneca se observa ya una doctrina moral práctica. El estoicismo es valorado por lo beneficios que sus principios son capaces de conferir al estado mental de un hombre y a la conducta de su vida.
Para
Diógenes Laerecio la virtud supone vivir de acuerdo con la naturaleza que en el caso del hombre se entiende como una vida conforme a la razón ya que el hombre es un ser racional que tiene el privilegio de conocer las leyes naturales ya aceptarlas concientemente. El hombre es pues libre para poder cambiar su actitud interior.
Ninguna acción es de por sí buena o mala, el determinismo no deja lugar para esta diferenciación. Solo la virtud es el bien. Lo que no es
virtud ni vicio no puede ser considerado bueno ni tampoco malo sino indiferente. Son para los estoicos virtudes cardinales:




  • Prudencia






  • Templanza






  • Fortaleza






  • Justicia


Pero la conducta definitivamente virtuosa solo día ser alcanzada por el sabio, absolutamente libre de pasiones.
El placer no podía ser considerado un fin en sí mismo sino un resultado o lo que acompaña una determinadas actividades. Así, un rigurosos idealismo moral caracteriza al primer estoicismo, mientras que más adelante se insistiría más en la noción de progreso, alentando al hombre a transitar la senda de la virtud para mantenerse en ella.




Principios Estoicos




El estoicismo fue la filosofía más influyente en el Imperio romano durante el periodo anterior al ascenso del cristianismo. Los estoicos, como los epicúreos, ponían el énfasis en la ética considerada como el principal ámbito de conocimiento, pero también desarrollaron teorías de lógica y física para respaldar su doctrinas éticas. Su contribución más importante a la lógica consistió en acuñar el silogismo hipotético como un método de análisis. Sostenían que toda realidad es material, pero que la materia misma, que es pasiva, se distingue del principio activo o animado, logos, que concebían tanto como la razón divina y también como un tipo sutil de entidad material, un soplo o fuego que todo lo impregna, tal como el filósofo griego Heráclito había supuesto sería el principio cósmico. De acuerdo con los estoicos el alma humana es una manifestación del logos. Mantenían que vivir de acuerdo con la naturaleza o la razón es vivir conforme al orden divino del universo. La importancia de esta visión se aprecia en la parte que el estoicismo desempeñó en el desarrollo de una teoría de ley natural, que influyó poderosamente en la jurisprudencia romana.
La base de la ética estoica es el principio, proclamado antes por los cínicos, de que el bien no está en los objetos externos, sino en la condición del alma en sí misma, en la sabiduría y dominio mediante los que una persona se libera de las pasiones y deseos que perturban la vida corriente. Las cuatro virtudes cardinales de la filosofía estoica son la sabiduría, el valor, la justicia y la templanza, una clasificación derivada de las enseñanzas de Platón.

El hombre para los Estoicos


El hombre es una parte del universo armónico y destaca de igual forma tanto la individualidad como la necesidad de someterse a un orden universal.
El alma humana es corpórea. Contrasta este enfoque con el de Platón e incluso Aristóteles ya que no se contemplan divisiones sino que se sostiene la unidad anímica destacando la unidad de las partes, habiendo un principio racional y hegemónico del cual irradia una suerte de "tensión" hacia todas las partes del cuerpo y se extiende hacia los cinco sentidos, la parte reproductiva y la palabra.
No hay acuerdo respecto a la localización física de esta concepción del alma (hegemonikón), algunos se inclinan por ubicarla en la cabeza y otros en el corazón. En cualquier caso, del mismo modo en que el fuego sería el principio del mundo, el alma sería la que da origen al cuerpo modelándolo y desarrollándolo desde el estado embrionario.

La Ética Estoica


"A los hombre les ha sido dada la razón como función más perfecta, de tal modo que para ellos vivir según la razón es vivir según la naturaleza, ya que esta es guía de las tendencias. Por esta razón Zenón dijo -y fue el primero en decirlo- en su libro sobre 'La naturaleza humana', que el fin supremo del hombre es vivir conformidad a la naturaleza, que es lo mismo que vivir según la virtud, a que la naturaleza nos conduce a la virtud."Diógenes Laercio
El bien moral del hombre consiste en vivir de acuerdo con la naturaleza total y con la propia naturaleza, que no es otra sino parte de aquella. Esto es lo mismo que vivir de acuerdo con la razón. Se refiere pues a la Razón Universal que es la que rige el orden de la Naturaleza, lo que significa vivir en armonía con el Todo o más bien, realizar el deber que no es otra cosa que lo que la razón manda a hacer. Este pensamiento evolucionará hacia la ética Kantiana en donde la relación entre ética y razón alcanzará su máxima expresión.
En línea, la virtud es la disposición permanente de vivir en armonía con la razón y el deber. Los estoicos sostienen que la virtud es una sola y no admite grados: se es o no se es virtuoso porque quien tiene una virtud las tiene todas.